CrhLvr01
- zaze000
- 6 jun 2024
- 1 Min. de lectura
Cómo enterrar
lo que aún late
sin pedir permiso,
lo que vibra
bajo las placas tectónicas
del corazón,
en esta tierra árida
aún se escuchan los ecos
de una inexpugnable devoción,
mil y una noches
de dolores insaciables,
en esta sala de tortura
de la que mis ojos rojos
son su blindaje,
respirando duelo como adicción,
mis letras
son el barco de cenizas
y el sufrimiento
su horno de cremación,
no se escuchan ya,
los pájaros cantar,
solo al eterno silencio,
meditar,
tumbado en la sombras
me dirijo a levitar,
toda la sangre que drena,
para mis flores marchitar
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