Pulsión sobre la metrópolis

¿Lo escuchas? Son los pájaros antes de la tormenta.

El asfalto, lleno de ansiedad y desesperación, en forma de adoquines, que vuelan hacia sus cabezas,

muestras de entereza, en esta burbuja de burbujas, anegada de asperezas. Se acaba ya la música, nos enfrentamos a las rejas, hay quienes lloramos, pero intentamos atravesar las verjas, sangramos, respiramos tensión y miedo, pero avanzamos, cual colmena de abejas, embestimos, para detener el tiempo, de qué te quejas, forzamos la puerta del presente, el futuro, respirar no nos deja, tomamos nuestro tiempo, entre ecuaciones complejas, más del Poder, su cara no he visto perpleja, despierta ya del sueño, otra vez a servir bandejas, algún día cortarán, y de postre, serán vuestras orejas.

Intuye la brisa desde el pavimento, en toda ciudad, subyacen apaches sedientos, cuerpo a cuerpo sin aspavientos, comuna dispersa, no cabe el remordimiento, solo nuevas armas, y ser su contratiempo.

No son sus huellas, sobre nuestros cuerpos, son las sombras, de un Imperio, acorazado y despiadado, aún así temen, nuestras vidas, no haber sellado, a cada estampida, nos lo dejan más claro, fronteras, cordones policiales, mecanismos de control, que algún día, destruiremos, desde todas las tonalidades de la ira, en un viaje, sin retorno, ni salida.

La atmósfera, como prisma, de los tiempos que nos recorren, nuestros cerebros un tráiler, cargado de emociones, nuestras pupilas, un vaivén de mil y una, composiciones, la parálisis del sueño sobre los ojos de nuestros tiburones, nos bañamos en la épica, para poder diluir nuestros ríos, que van a dar en la mar, el miedo atrapado en su espiral hipotérmica, es el frío de vuestro acero, contra el calor, de nuestras lanzas térmicas.

Has entrado en mi apocalipsis, sin receta médica, nos perdemos en este laberinto, de artes escénicas, no flotan los cuerpos, porque diluvian las métricas, pasadizo tras pasadizo qué buscas aquí, más que vibraciones congénitas, toda esta intensidad, contra su mierda sintética, sobre su dominio, estrategias aritméticas, dibujar en sus caras, patadas kilométricas.

Habitamos nuestro tiempo, quemando nuestros pulmones, oxígeno bajo la arena, de esta metrópolis que exaspera, formas de vida entre cemento, que hacen de este mundo, una quimera, para la tierra, aire y agua no existe, el sálvese quien pueda, comunidad sin nuestra madre naturaleza, equivocado teorema, sembremos la luz, sobre esta escombrera, vertamos oxígeno, sobre este eccema.